No hay quien se escape del estrés. Tanto a nivel
personal como empresarial los niveles de estrés son cada vez más elevados
Y es que las metas y
objetivos son bastante retadores, la competencia extremadamente agresiva, los consumidores
cada vez más exigentes e informados, la oferta de recurso humano es elevada, en
fin…. situaciones como éstas y otras tantas, nos ponen frente a constantes
retos en el día a día empresarial.
Para subsistir con éxito dentro de una
organización hay una exigencia bastante alta de ser competitivo.

Con gente altamente competitiva dentro y fuera
de la empresa, entorno cambiante, situaciones de mercado que exigen
anticipación y pronta respuesta, el empleado debe buscar la forma de adaptarse
de manera rápida a esa exigencia de cambio.
Dar manejo adecuado a esas situaciones
retadoras que enfrenta el empleado en el trabajo, a pesar de lo interesante que
puede resultar para su carrera y desarrollo, puede también generar importantes problemas
Mantener esas presiones de forma permanente, hacen
que sea inevitable para el empleado verse afectado por el estrés. Es muy
importante estar atento ante la aparición de síntomas, que dependiendo de su
intensidad y duración pueden llegar a afectar con consecuencias también para la
empresa.
El estrés aqueja a todo tipo de personas, sin
importar su rango ni condición, ni su posición dentro de una empresa, ó su
situación familiar ó su entorno social.
Sea que se trate de una persona desempeñándose
como empleado o de un emprendedor de un negocio propio, siempre habrá una
preocupación, bien sea por el cumplimiento de los objetivos, ó por el logro
de las metas fijadas, ó por alcanzar el
retorno del esfuerzo y dinero invertidos, ó por contrarrestar las acciones de
la competencia, ó por la situación financiera, etc., en cualquier caso, el
estrés puede hacer su aparición.
Hay que tener en cuenta
que el estrés que se produce en una persona a nivel
individual, puede afectar su desempeño positiva o negativamente.
El estrés puede ser un impulsor para lograr las
metas, convirtiéndose en esa chispa que genera una motivación adicional en el
trabajo.
Pero puede también tener un efecto negativo no
deseado y llegar a impactar a las personas con
serias consecuencias en su salud, de no tratarse a tiempo.
La pregunta es hasta
dónde esa dosis de estrés que en un momento dado puede conducir a un buen
desempeño, traspasa la línea de lo manejable y empieza a deteriorar el buen
desarrollo.